El Betis arrasó al Vitoria para ganarse un billete merecido a los cuartos de final de la Conference tras una irrupción brillante de Cédric Bakambu. El ariete firmó un doblete letal en 20 minutos para conquistar Guimaraes y gritar que él es el nueve de esta competición. Cinco tantos y la sensación de ser la versión que Pellegrini siempre deseó y (casi) nunca vio. Fue el Betis que quizás se había esperado mucho antes en Europa. Intenso, equilibrado y eficiente. Un candidato a alcanzar la final que mira ahora al Jagiellonia como siguiente invitado en su camino europeo. A la fiesta de Bakambu se unió un Antony diferencial en sus carreras: el brasileño participó en los dos goles del congoleño, finiquitó la cita con el tercero y regaló el cuarto a Isco con su enésima demostración de fuerzas. El Betis ha llegado a la Conference. Y quiere quedarse.
El inicio fue frenético. Vitoria y Betis lo esperaban así y ninguno de los dos se escondió. Pellegrini quería intensidad y la tuvo desde el primer minuto del duelo con un control y carrera de Jesús Rodríguez que conquistó el área de Varela para avisar que no había miedos en los verdiblancos. Era un aviso. Isco ya se multiplicaba en los apoyos y en su siguiente salida combinó con Antony para que éste lanzara en largo a la carrera de Bakambu, que le ganó la posición a Borevkovic para encarar a Varela y definir por bajo. El único delantero de Pellegrini para esta Conference levantó pronto la mano para ser diferencial. Y tardó también poco en rematar de forma definitiva al Vitoria antes del minuto 20: El balón voló hasta la aparición de Antony en el lado izquierdo. El brasileño encontró a Ruibal al espacio y éste centró la área para encontrar el remate de cabeza demoledor de Bakambu. Sonrisa eterna para el congoleño. Él había firmado ya el billete a los cuartos de esta Conference.
El Betis no quiso variar sus ritmos. Fornals y Altimira frenaron los impulsos de Tiago Silva y al Vitoria le costó un mundo combinar en tres cuartos. Vivía tranquilo el equipo bético hasta que Hevertton protagonizó una inspirada acción individual que se cerró con un disparo de Saraiva y una buena intervención de Vieites. Oliveira, en el rechazo, erró su disparo. Los riesgos del equipo portugués se acentuaron y el Betis replegó sus líneas, tratando siempre de mantener sus alas con Jesús Rodríguez y Antony amenazando en sus costados. Pellegrini quería calma, pero ese contexto ideal era ya imposible.
El Vitoria asaltó el segundo tiempo con las urgencias obligadas de un 0-2 que era letal. Revolucionó su banda derecha, pero fue Fran Vieites el que regaló un ápice de esperanza al cuadro visitante tras una fallida salida que casi le cuesta un disgusto. Freire avisó que la aparente utopía no era tal. O eso pensó. Su equipo apretó y pareció creer hasta que su ineficacia se encontró con una antítesis enfrente. Su nombre es Antony y su carrera para certificar una contra perfecta cerró el duelo. Una conducción sin freno y una definición perfecta ante Varela para finiquitar una cita que ya parecía estarlo.
El Vitoria hizo cambios e insistió para al menos responder al ímpetu de sus aficionados. Pero la historia ya estaba escrita. Ni las dudas de Vieites ni los amagos de Arcanjo modificaron la escena. En esa fiesta ya estaba desde hace mucho Isco. Bailando a su antojo en la medular. Presionando como un medio defensivo y fabricando fútbol hasta que Antony rompió a Villanueva y le regaló el tanto de la despedida. Pellegrini lo cambió, se abrazó a él y supo que su plan había salido a la perfección.
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Sobre la firma
Redactor de Diario AS en la delegación de Sevilla. Escribe sobre la actualidad de Real Betis y Sevilla Fútbol Club, además de informar sobre otras disciplinas de deporte local. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla.