Güler y Courtois alargan la intriga

Una de las grandes virtudes del Getafe es quitarle el color a cualquiera. Gana o pierde, pero el rival siempre parece pálido, atascado, sufridor. Le sucedió a este Madrid, que anda con la muerte en los talones. Al menos se mantuvo a salvo en la Liga y puede decir que triunfó donde los de su especie pincharon con un equipo alternativo en el que se rehabilitó Arda Güler y pareció aún muy verde Endrick. Un gol del turco bastó en un partido cerrado, muy poco luminoso, que el Getafe, con un poco más de pólvora y sin la muralla de Courtois, pudo empatar.

La alineación de Ancelotti reflejó el sentimiento madridista a día de hoy: si solo queda una bala, el blanco es la Copa. Tiene lógica. Mejor priorizar lo que depende de uno mismo que ponerse en manos de terceros. Así que, al modo Flick, el italiano solo puso a cinco de los presuntos titulares del sábado. Se ahorró a Modric y Ceballos, una pista, y a tres de los fantásticos, otra menos clara. Al menos en lo que respecta a Rodrygo, presunta víctima del recorte ofensivo. Una decisión de altísimo riesgo, porque el partido no era en el Bernabéu ni el estado de necesidad del Getafe era el del Mallorca ni Arda Güler y Endrick han tenido el rodaje para ser considerados suplentes premium.

Bordalás decidió conducir un blindado, con cinco defensas natos, dos mediocentros, dos exteriores y Mayoral, que solo había sido titular en dos partidos desde que regresó de su complicadísima lesión de rodilla. La alineación mandaba el mensaje al Madrid de que era noche de masticar tornillos. Se lo hizo saber pronto el Getafe. En cuatro minutos Domingos Duarte y Endrick ofrecieron una clase de artes marciales. Todo sin balón. Ganó tres asaltos el azulón. Esto es fútbol, papá. O no. Lo aprendió pronto el novato brasileño.

El derechazo de un zurdo

El Getafe tiene una peculiar forma de defender. Pasa más tiempo en campo contrario de lo que cabe pensar. Sabe que hundirse es caminar a la perdición y procura mantener lejos de su portero al adversario, antes o después de la frontera reglamentaria. Ese lado oscuro no es un invento, existe. Y lo dice la estadística de faltas.

Fuera del relato de orden público, amaneció en el partido mejor el equipo de Bordalás. Milla se apuntó un remate demasiado inocente en óptima posición, Mayoral no encontró un balón perdido en el área de Courtois, llovieron algunos córners sobre el belga. Aquello duró mientras hibernó el Madrid. Lo habitual esta temporada. Espera que una ocasión le salga al encuentro sin desgaste previo. A veces sale, a veces no. Esta vez cayó cara. David Soria le paró un zurdazo a Fran García y le tapó en un mano a mano a Brahim, pero esta segunda jugada tuvo un alargue. La pelota le volvió al Madrid, la tomó Arda Güler y desde fuera del área mandó un disparo con la derecha, que no es la suya, y adelantó a su equipo. Llegó a tocarla David Soria y quedó la impresión de que también pudo sacarla.

Este tiro de Arda Güler decidió el partido.JESUS ALVAREZ ORIHUELADiarioAS

El turco jugaba realmente bien, con personalidad, con jerarquía, sin afligirse. Esta versión aún no la había ofrecido esta temporada. También alborotaba mucho Brahim. Cada arrancada del malagueño era una advertencia a Rodrygo. El tercer hombre era Vinicius, cuyo tambor vuelve a sonar, con buenas ayudas de Fran García. El brasileño abandonó mucho su zona de confort para pasear liderazgo.

El gol blanqueó mucho la noche. El Getafe apenas salía, el Madrid se quedaba el partido. Y estaba a punto de resolverlo. La tuvo Endrick, cuyo remate lo salvó cerca de la línea Djené. El guante de Soria había frenado previamente el balón hasta hacerlo salvable. Después detuvo otro remate a Brahim, que no paraba de repicar. Como el Getafe no funcionaba, Bordalás aplicó el plan B: defensa de cuatro y Djené como quinto centrocampista.

La muralla belga

Eso fue antes del descanso. Después, quitó dos defensas y metió dos atacantes: Coba y Álvaro Rodríguez. Un volantazo para afilar el 4-4-2. Para entonces, tras la salida de Alaba, Tchouameni había pasado a ser central. Esa mutación general le fue notablemente mejor al Getafe, porque los que entraron mejoraron mucho a los salientes y porque el Madrid, como tantas veces, dio el partido por hecho. Perdió la pelota, perdió la iniciativa y pudo perder la Liga. Eso también pensó Ancelotti, que no aguantó más sin Bellingham. El inglés llegó para sacar al Madrid de su área, que hasta ahí le había llevado otro Getafe, con más ambición y menos miedo.

Courtois se queja tras recibir una patada de Álvaro Rodríguez. Antes había detenido un taconazo de Peter Federico.THOMAS COEXAFP

En esa dinámica creciente pudo empatar Arambarri, que perdió el gol por ajustar demasiado un remate desde el punto de penalti. Le hubiera bastado la fuerza, pero le mató empeñarse en la precisión. Antes Soria había evitado la sentencia, tras un eslálom de Vinicius.

Luego el equipo de Ancelotti pasó un mal rato. Courtois evitó el empate en un taconazo de Peter Federico y un disparo venenoso de Álvaro Rodríguez, y el Madrid se marchó con la misión cumplida, las opciones intactas y las piernas, no tanto. La lesión de Camavinga dejó al equipo con diez en la recta final. Ancelotti debe buscar otro lateral izquierdo para el sábado.

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