Una tanda de penaltis irrepetible: los dos jugadores del Madrid que no quisieron mirar, el choque Mbappé-Llorente y un gesto que dará que hablar…

El Real Madrid volvió a demostrar en el Metropolitano por qué es el rey de Champions League. El Atlético de Madrid puso a prueba la inmortalidad del conjunto blanco y acabó sufriendo otra derrota que tardarán mucho tiempo en olvidar por mucho que Simeone asegurase que “nos eliminan como casi siempre en Champions pero la pasan mal”. Y si el fútbol es una cosa inexplicable, las tandas de penaltis carecen de sentido alguno. O al menos esta, que dejó innumerables momentos que merecen una explicación para tratar de asimilar lo que no se vio de una dramática tanda de penaltis que terminó sonriendo al Real Madrid.

El ‘papelito’ de Davide y una elección final

El técnico del Atlético de Madrid compareció en rueda de prensa tras la eliminación colchonera

“Teníamos dudas en el quinto penalti, pero vi la cara de Endrick y pensé ‘mejor Rüdiger'”, explicó Carlo en rueda de prensa sobre una elección que su hijo tenía muy clara. Y es que si las charlas de las dos prórrogas corrieron a cargo del entrenador italiano, la última antes de los penaltis sería para Davide. Silencio: el papelito del segundo entra en juego. El orden fue sencillo, sin muchos alardes y con el plan más ‘sensato’ de todos. Los mejores lanzadores… dispararían primero: Mbappé, Bellingham y Valverde. Los dos últimos para dos experimentados en otras tandas. Sin embargo, un buen golpeo de balón y las pruebas en Valdebebas apuntaban a un jugador: Endrick. El brasileño tenía la aprobación del cuerpo técnico, pero como en estos momentos es más importantes las sensaciones que los ensayos, el quinto lanzamiento fue para Antonio.

La versión desconocida de Mbappé… y su choque con Llorente

Hubo momentos durante el partido que costó encontrar a Mbappé. Sería en el minuto 70 cuando firmaría su mejor movimiento sobre el césped tras destrozar a Giménez en carrera antes de caer al suelo tras el agarrón de Lenglet que acabaría en penalti para el Madrid. Un partido gris que acabó sacando una versión desconocida del francés en la tanda del penaltis. Lanzó el primero a la jaula para quitarse la presión y desde ahí entró en ‘colera’. El primero en animar a Bellingham, en pedir la revisión del lanzamiento de Julián, en consolar a Lucas… y en proteger el balón de Rüdiger antes de su lanzamiento. El 9 estuvo al quite en todas las acciones de la tanda. Con el fallo de Llorente el balón salió despedido y cuando el alemán iba camino de recogerlo, Mbappé metió el turbo para chocarse con el intento del español de desestabilizar al rival. La acción acabó el amarilla para el francés, pero con el reconocimiento de Bellingham y Lucas a su misión de guardaespaldas de un compañero. Cosas de la vida, el más enchufado de todos en la tanda acabaría siendo el futbolista del Madrid que menos celebraría durante el festejo final. El 9, agotado y cargado a partes iguales, se acercó al banquillo tras la carrera alocada de todos al fondo donde estaba la afición blanca y ahí se quedó. Misión cumplida.

Y de “Juanfran al palo”… a “Llorente al larguero”

Probablemente Juanfran Torres nunca se imaginó el recorrido que iba a tener en el futuro el penalti fallado en la final de la Champions de Milán ante el Madrid. El ya famosísimo “Juanfran al palo” se convirtió de manera cruel en un meme para el madridismo. Nueve años después, otro canterano del Madrid recogió el maldito testigo en una tanda de penaltis. El centrocampista español golpeó el balón con todo y en su intento de ajustar el lanzamiento al máximo… acabó estrellando el esférico contra el larguero.

Valverde cumplió su palabra

El centrocampista revivió el determinante momento de los cuartos de final.

Fede Valverde podrá por fin dejar de darle vueltas a la tanda de penaltis ante el Manchester City. El uruguayo fue nombrado MVP del histórico partido en el Etihad, pero de ahí se marchó con una espinita clavada tras no haber querido lanzar uno de los cinco penaltis de la tanda. Así las cosas, el 8 no se escondió en la rueda de prensa previa al partido de semifinales contra el Bayern para dejar una declaración de pura sinceridad: “Esa noche me acosté con el remordimiento de haber podido dejar esa huella en el Real Madrid, de pasar a semis con un gol mío, sobre todo porque los penaltis se me dan bien. A veces hay que dejar de lado el ego y el orgullo, reconocer que estás muy cansado y decirle al cuerpo técnico que no estás preparado para lanzar un penalti. Esa fatiga me jugó una mala pasada y se lo dije al cuerpo técnico”, aseguró.

“Me encantaría en un futuro que no volviera pasar y estar a punto para disparar un penalti. Igual no estoy tan preparado como yo creía”. Y así fue. Valverde tuvo la oportunidad y no la dejó escapar. Un tercer lanzamiento que ampliaba la ventaja del Madrid (1-3) para explicar poco después lo que sintió por dentro. “Para todo aquel que haya tirado un penalti, sentí mucho desahogo al marcar. Muchos nervios en esa caminata, muchas cosas las que se te pasan por la cabeza. Si fallas sabes que tienes a mucha gente detrás: compañeros, gente que trabaja en la Ciudad Deportiva… Y si erras, les fallas

Courtois fue el primero en verlo

Sentí que tocó doble y se lo dije al árbitro. No es fácil de ver y es mala suerte para ellos. Luego fue mala suerte para mí la de Correa que no pude sacarla“, confesó el portero belga tras el partido. Courtois era, junto al protagonista del lanzamiento, el futbolista que más cerca estaba de la polémica acción… y no dudó. Fue el primero en ver la ilegalidad del disparo de Julián y así se lo hizo saber a Marciniak. Después, Mbappé se uniría a las protestas sobre un gol que no acabaría subiendo al marcador. Quizás el extraño efecto que cogió la pelota tras salir del punto de penalti fuese lo que acabaría alertando al belga.

Los dos únicos futbolistas del Madrid que no vieron en gol de Rüdiger

Con los nervios a flor de piel, el banquillo del Real Madrid trataba de ingeniárselas para sufrir lo menos posible durante la tanda de penaltis. Porque es bien cierto que se sufre más estando fuera del césped que dentro.. y como tal, hubo dos futbolistas del Madrid, que no entraron en la convocatoria por lesión, que decidieron no ver el lanzamiento de Rüdiger. Ceballos y Militao se fueron al córner más alejado de la portería de Oblak, se fundieron en un abrazo y no miraron el disparo de su compañero. Sería la reacción de la afición blanca la que les entregó la respuesta sobre lo ocurrido en el último penalti. De los miles de pitidos al silencio absoluto.

La soledad de Oblak

Como toda guerra, siempre hay vencidos y vencedores… aunque todos salgan con heridas que perduren quizás por siempre. Ahí sería la cara de Jan Oblak la que mejor reflejaría el dolor de toda la afición rojiblanca. Su soledad en una portería que no le permitió convertirse en héroe fue una de las imágenes más duras del final de la eliminatoria. Agachado en la línea de gol y tratando de mirar al pasado, el capitán rojiblanco intentó averiguar cómo no había podido detener el disparo de Rüdiger segundos antes tras escaparse entre sus manos para un balón que acabría besando de milagro la red. Hasta ahí llegaron todos sus compañeros, Azpilicueta el primero, para consolar a su compañero antes de abandonar el césped. Un guerrero que lloró en silencio mientras veía al rival celebrar otro pase de difícil explicación.

El gesto de Vini con su abrigo

Con todo el Madrid celebrando el pase a cuartos, Vinicius agarró su abrigo, lo puso en el césped y miro a la afición rojiblanca. Antes, el brasileño se había asegurado con esmero de que el escudo del Real Madrid apuntase directamente a la grada para que no perdiesen detalle. “Aquí, aquí”, soltó el brasileño mientras señalaba a su prenda. Un gesto que dará que hablar tras una eliminatoria que ha estado cargada de polémica y de fútbol. El brasileño fue sustituido en el 115′ y, mientras el Metropolitano le cantaba “Vinicius, balón de playa”, se dirigió a la grada haciendo el gesto con las manos de que ellos tienen 15 Champions y, el Atlético de Madrid, cero. La tenía guardada y durante la celebración aprovechó la oportunidad para golpear donde más duele.

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